Qué ver en Tabarka, una preciosa ciudad tunecina en el Mediterråneo

    Qué ver en Tabarka, una preciosa ciudad tunecina en el MediterråneoVacaciones en Tabarka, la ciudad del coral, la pesca y la naturaleza. Un recorrido por su historia y diversas oportunidades de diversión.

    Pequeño pueblo bordeado por el MediterrĂĄneo, Tabarka es uno de los pueblos de TĂșnez que mĂĄs ha visto crecer el flujo de visitantes y curiosos en los Ășltimos años. A unos 200 kilĂłmetros de TĂșnez, cuenta con un aeropuerto internacional, que la conecta con numerosas ciudades europeas. En esta guĂ­a descubriremos los sitios interesantes de la ciudad de los pescadores y los corales.



    La regiĂłn de Tabarka tiene una forma Ășnica. EstĂĄ enclavada en el continente africano, casi en la frontera con Argelia, y tiene una lengua de tierra arqueada que forma una penĂ­nsula en el MediterrĂĄneo. La primera atracciĂłn a visitar se encuentra justo en la pequeña penĂ­nsula: el genovĂ©s fuerte. Fue construido en el siglo XV por un puñado de genoveses que decidieron trasladarse a esta preciosa zona y continuar con sus actividades comerciales.

    De hecho, Tabarka era en aquella Ă©poca un cĂłmodo amarre para los barcos; Los genoveses creĂ­an que podrĂ­an consolidar sus finanzas mediante la pesca y el comercio de corales, presentes en cantidad en esta zona. Los Lamellini, familia vinculada a Andrea Doria, y otros genoveses permanecieron en estas zonas hasta el siglo XVIII, para luego buscar fortuna en otras localidades de la costa italiana.

    Siguiendo el paseo marĂ­timo, avanzando hacia el oeste, se llega a una zona costera donde se alzan las agujas llamadas "Las Agujas" de Tabarka: son altas conformaciones rocosas modelados por el mar y alisados ​​por Ă©l de una manera tan hĂĄbil y original que parece imposible que sean fruto Ășnicamente de la naturaleza. Son muy altos y adquieren diferentes colores segĂșn la luz del sol. Los rayos tangentes durante las horas pico los iluminan; los del atardecer los hacen "sonrojar". Un espectĂĄculo Ășnico.



    El aire que se respira en Tabarka en verano es acogedor y festivo; pero sobre todo es musical. De hecho, el festival de jazz, donde artistas de renombre animan la ciudad y sus alrededores durante varios dĂ­as, tocando en las plazas y discotecas.

    Si quieres estar en estrecho contacto con el mar cristalino de Tabarka, debes saber que tienes disponibles varias zonas de buceo a lo largo de toda la costa, equipadas para brindarte experiencias Ășnicas de snorkel y buceo. Un detalle por el que la ciudad es famosa es el llamado Arrecife de mero, donde estos grandes peces nadan libremente y en grupos. Los amantes del buceo no pueden perderse esta excursiĂłn submarina.

    Para relajarse, por supuesto, puede elegir las numerosas zonas costeras de Tabarka. Si, por el contrario, quieres probar una actividad deportiva en el interior sin abandonar la vista al mar, prueba el campo de golf de Tabarka. Los 18 hoyos de la gran zona de juego estån excavados en lugares estratégicamente panoråmicos, algunos en la densa zona verde, otros alrededor de lagos y algunos cerca del mar.

    En la zona sur de Tabarka se encuentra el Parque Nacional Feija, una enorme reserva forestal repleta de animales, algunas incluso especies protegidas, y salpicada de picos de media-baja altura. Este parque se extiende por aproximadamente 3000 hectĂĄreas y protege la Ășnica especie de cĂ©rvido presente en África, el ciervo de BerberĂ­a. Se pueden encontrar otras especies animales como el zorro colorado o el chacal dorado, insectos de diversa Ă­ndole, vĂ­boras y numerosos tipos de aves.


    AdemĂĄs, a lo largo del recorrido del parque de Feija existen restos arqueolĂłgicos que atestiguan la presencia del hombre en estos territorios ya en la antigĂŒedad. Se cree que algunas zonas ya estaban habitadas en el NeolĂ­tico, como lo demuestra el pinturas rupestres, por ejemplo en la cantera de Kef Chizuko.


    Tabarka ha sido un centro de procesamiento durante siglos coral que en el pasado poblaron los fondos marinos someros y profundos de la costa tunecina. En la Ă©poca de la llegada de los genoveses, el coral era abundante; sin embargo, su presencia no ayudĂł a la conservaciĂłn de esta perla de la naturaleza. De hecho, parte de su actividad comercial se basaba en este preciado material y gran parte del coral rojo presente aquĂ­ fue expoliado. Ahora bien, para detectarlos en cantidad hay que llegar a profundidades bastante elevadas.


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