Viaje a Chile, por la ruta del joven Che Guevara

    Viaje a Chile, por la ruta del joven Che GuevaraViaja a Chile en la ruta de Diarios de motocicleta, en busca de la ruta del legendario viaje que realizó el joven Ernesto Che Guevara.

    Il Chile fue la segunda etapa del legendario viaje por el continente sudamericano que el joven Ernesto Che Guevara realizó en 1952 a bordo de la motocicleta La Poderoza en compañía de Alberto Granado y siguiendo la carretera Panamericana.


    El viaje chileno de los dos argentinos comenzó desde la región del lago de Parque Nacional Puyehue, y la primera parada de nuestro itinerario es la localidad de Peulla, un pequeño puerto en el lago Todos los Santos que conecta Chile y Argentina. A orillas de este lago encontrarás una atmósfera mágica y misteriosa, inmerso en la niebla y los sonidos de la naturaleza. Mientras estés en el lago recuerda también tomar un pequeño desvío hacia las espectaculares Cataratas de Los Novios.


    Tome el ferry a Petrohue y aprovecha para regalarte una pequeña excursión al macizo de Osorno, un gran volcán que no ha entrado en erupción desde que Charles Darwin visitó Chile en 1835, y bordear el vasto lago Llanquihue, el segundo más grande de Chile, parando en uno de los tradicionales tabernas donde todavía se habla Lagunen-deutsch, un dialecto germánico importado por muchos inmigrantes alemanes durante el siglo XIX.

    Reanuda tu viaje a Valdivia, el pueblo en el cruce de los ríos Calle Calle y Cau Cau donde Guevara y Granado se detuvieron para pedir a la prensa chilena que patrocinara su emprendimiento. El pequeño pueblo fue completamente reconstruido después de que un terremoto en 1960, el más fuerte jamás registrado en la historia, lo arrasara y hoy se ha hecho famoso por la calidad de la cerveza producida, herencia de la inmigración alemana. En Valdivia, no olvide visitar el pequeño pero evocador museo arqueológico que recoge numerosos hallazgos de la historia antigua de la ciudad.



    La siguiente parada, a poca distancia de Valdivia, es la ciudad de Temuco, donde los dos argentinos acudieron a rendir homenaje a la casa natal de Pablo Neruda. Este centro, muy importante para las rutas comerciales de todo Chile, ofrece la posibilidad de descubrir a los últimos representantes de la cultura mapuche, que aún luchan por el reconocimiento de su tierra ancestral. Si quieres descubrir cómo eran las ciudades de la zona antes del gran terremoto de 1960, visita el Museo Regional de la Araucanía, que conserva una riquísima colección de fotografías de época.

    Antes de emprender el largo viaje hacia Santiago de Chile, sigue los pasos de Poderoza y haz una parada en la ciudad de Los Ángeles, desde donde podrás partir para realizar una hermosa excursión. Parque Nacional Laguna de Laja, que con sus espectaculares paisajes, dominados por el volcán Antuco, te dejarán sin palabras.

    Dirígete ahora a la capital de Chile, Santiago, la gran ciudad que en el viaje de Guevara y Granado marca también el fin del fiel Poderoza. Después de haber recorrido miles y miles de kilómetros, el motor de la vieja moto exhala su último aliento y los dos amigos se ven obligados a continuar entre autostop y autobuses. Tómate unos días para visitar los destinos más interesantes del centro histórico de Santiago, como el Palacio de la Moneda, la Plaza de Armas, el Museo Chileno de Arte Precolombino y la casa de Pablo Neruda. Santiago también ofrece todo tipo de instalaciones turísticas, así que aprovecha para relajarte antes de continuar tu viaje hacia el norte.


    Retomar el camino en dirección Valparaiso y una vez en la ciudad, sube por los sugerentes ascensores que te llevarán a la parte alta del centro de la ciudad donde disfrutarás de la misma maravillosa vista que admiraron los dos argentinos en marzo de 1952. Para que el ambiente sea aún más inolvidable, no olviden leer la Oda a Valparaiso de Pablo Neruda. Mientras estés en Valparaíso aprovecha para caminar por la zona de El Plan y descubre la vitalidad, los colores y hasta las contradicciones de este centro frente al mar y rodeado de cerros.


    Cuando decidas partir, prepárate para la última parte del viaje hacia el norte de Chile, una zona más desértica y deshabitada que el centro del país, pero que ofrece paisajes espectaculares y noches estrelladas inigualables en cualquier otro lugar del mundo. , como descubrieron a Alberto Granado y Ernesto Guevara mientras viajaban a Perú.

    Dirígete hacia la zona Atacama girando hacia el este en dirección a Chuquicamata, la enorme mina de cobre donde el joven médico argentino vio las pésimas condiciones laborales de los indios, sacudiendo su conciencia política. Hoy la mina a cielo abierto ya no está en funcionamiento y cuando la visites te sorprenderá su enormidad y sus geometrías que destacan en la llanura salada del desierto. Mientras estés en la zona, acércate a visitar los geoglifos de Chug Chug, los enormes dibujos trazados en la superficie del desierto creados por una misteriosa civilización anterior a la llegada de los Incas y perfectamente distinguibles a gran altura.


    En este punto tomar la dirección de Iquique, hacia la costa para concluir el recorrido que desde Chile te llevará cerca de la frontera con Perú, sin olvidar visitar los pueblos fantasmas, habitados en el pasado por mineros salitreros cerca de la ciudad costera. Iquique es un tranquilo pueblo costero, donde podrás encontrar playas para descansar y una gran cantidad de restaurantes y discotecas no muy lejos de las aguas del océano.

    Pero para llegar a la última etapa tendrás que ir un poco más al norte, por ejemplo. Arica, a sólo 16 kilómetros de Perú. Era el 22 de marzo de 1952 cuando Guevara y Granado se despidieron de Chile para viajar más al norte en un viaje que los llevaría al corazón de la Amazonía. En Arica encontrarás todo tipo de atractivos turísticos, desde playas para surfistas hasta la Iglesia de Hierro de San Marcos, construida por Alexandre Gustave Eiffel, el padre de la Torre Eiffel.


    Y antes de descansar después de tu largo viaje por Chile, toma Latinoamericano, el diario de viaje de Ernesto Guevara y Alberto Granado y relee las primeras páginas: El personaje que escribió estas notas murió al pisar nuevamente la tierra de Argentina, y el que los reordena y limpia, 'yo', no soy yo; al menos, no es el mismo yo interior. Ese deambular sin rumbo por nuestra “capital América” me cambió más de lo que pensaba.

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