Fez en Marruecos: en los callejones de una medina laberíntica

Fez en Marruecos: en los callejones de una medina laberíntica

Mi encuentro con la ciudad imperial de Fez fue muy intenso.

¿Conoces una ola rompiendo en las rocas? Aquí, tal cosa.

Fez, en mi itinerario en Marruecos, llegó inmediatamente después del silencio y la paz del desierto, días en medio de la nada; Entiendes que tuve que reconectarme de repente con el complejo y caótico mundo marroquí, lo cual no fue nada fácil.



De ser el único coche en la carretera pasé a no saber hacia dónde mirar, a quién darle prioridad. ¿Yo paro? Yo voy, tú vas, no, pasa. En resumen, fue un rápido regreso al estrés y encontrar un lugar para estacionar no fue tan fácil como esperaba.

En el ajetreo y el bullicio de Fez logré encontrar una plaza de aparcamiento frente al Gare Routiére Main, 100 dirhams por 2 noches gracias a los asistentes del estacionamiento… ¿abusivo o no abusivo? Honestamente, no lo sé, pero dado el estrés relacionado con el tráfico de Fez, no lo pensé dos veces antes de dejar el coche apagado.

Visita Fez en Marruecos

Fez no parece tener filtros, la medina te absorbe, podrías pasar meses y meses en los laberínticos callejones. Y, sin embargo, la vida en su interior fluye frenéticamente. Todos, excepto los turistas, conocen su calle, su destino, su puertecita para entrar. Fez en Marruecos: en los callejones de una medina laberíntica

Una calle de Fez

El primer consejo que me gustaría darte es que preguntes, quizás en tu hotel, por el contacto de un guía oficial que te hace descubrir la ciudad con total tranquilidad.

Fez es un laberinto fascinante (Como Marrakech pero mucho más caótico), perderse es un momento, es una ciudad para entender, para ser comprendida poco a poco sin tener que parar cada 5 segundos para mirar un mapa. Va saboreado en todos sus barrios con alguien que sepa contarte anécdotas, curiosidades y destellos del día a día. Estoy convencido de que muchos lugares se pueden visitar sin guía, pero en otros la guía no solo es necesaria sino también un valor agregado. Y para Fez es un doble valor añadido.



Esta vez no entraré en detalles sobre qué ver o qué hacer, creo que Fez es más para ser interpretado y admirado.

En la medina de Fez puedes encontrar de todo, es un ecosistema en sí mismo. Baste decir que el padre de nuestro guía siempre ha vivido dentro de los muros, nunca se ha movido.

Fez en Marruecos: en los callejones de una medina laberíntica
Un hombre trabajando en la producción de tejidos.

Para intentar comprender Fez hay que caminar por sus callejones prestando atención a los distintos burros (el medio de transporte más utilizado) y visitar las distintas zonas de artesanía. El donde se trabaja la madera, el de trituradores, tejidos, pescado, fruta; cada zona tiene su propia característica. Y así, dando vueltas y vueltas por los diversos callejones, no puede evitar confiar en su guía, apreciando así todas las peculiaridades de Fez.

Uno de los lugares más interesantes de Fez es sin duda la zona de Curtidurías Chouara donde los cueros se tratan con el uso de tintes naturales. Fez en Marruecos: en los callejones de una medina laberíntica

Trabajadores de curtidurías en el trabajo

Aquí, todos los días, los diversos empleados se sumergen en las diversas piscinas y trabajan los cueros. Para ver las curtidurías basta con subir a uno de los balcones. Fez en Marruecos: en los callejones de una medina laberíntica


Las curtidurías de Fez

A esa altura ya se siente decididamente apesta, aunque gracias a la ramita de menta es bastante soportable. Los balcones son obviamente la parte trasera de las tiendas de artículos de cuero, todos hermosos y de extrema calidad y todos obviamente a la venta. Pero no tenía ganas de comprar nada, no tenía ganas de alimentar un negocio vinculado a la matanza de animales.

Un yo Fez gustó mucho en todos sus aspectos., incluso las más extremas y de las que siempre recordaré como la tarde de mi llegada a la medina: salgo del hotel y me dirijo al primer quiosco donde se vende todo. Pido pan y el chico me entrega 1 sándwich por 1 dirham. En ese momento le pregunto si tiene queso, los habituales, inevitables y omnipresentes quesos blandos en papel de aluminio. Toma el pan, lo corta por la mitad y comienza a desenvolver el queso. El primero está bien, el segundo siente el golpe y cae al suelo a sus pies. Bueno, me digo a mí mismo, esperemos que lo tires. Pero no, lo escudriña y después de un análisis de calidad completamente cuestionable lo mete en mi sándwich. Estoy encantado. Él mancha. Estoy cada vez más emocionado. Me entrega el pan. Fin de una triste historia.


Bueno, pero esto también pasa mientras viajo, obviamente no me he comido el bocadillo pero esto seguirá siendo una anécdota para contar. Por eso también viajamos, nuestros recuerdos crecen ya veces pensamos en ello y nos hacen sonreír.

Suelo identificar las distintas ciudades con cosas que ver, pero no con Fez, no, con Fez será una mezcla de recuerdos y sensaciones y, quizás, a veces, es mucho mejor así.

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